Huracán vs terremoto. Las redes de telecomunicaciones de la costa este de EEUU iluminaron las señales de alerta máxima ante la llegada del huracán Irene el fin de semana pasado. Tanto el presidente Obama como las autoridades de Nueva York pronosticaron un fin de semana más trágico que los sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando un ataque terrorista destruyó las Torres Gemelas. La FCC y la industria estaban en guardia, "preparados para lo peor".
Pero "lo peor nunca llegó", para decepción de la cadena Fox, que había dispuesto su programación extraordinaria de televisión como si de Fukushima se tratase. El paso del huracán no expuso a pruebas máximas de resistencia a las redes. Irene decayó en fuerza sus vientos tan pronto pasó a tierra continental y de temible huracán grado tres fue bajando su intensidad y se convirtió en ordinaria tormenta tropical la noche del sábado. Nueva York se había salvado, una vez más.
La caída de las redes eléctricas en algunas zonas de la costa puso en peligro las comunicaciones, pero la disponibilidad de servicio, para el usuario, continuaba gracias a las baterías de notebooks, smartphones, iPads, con posibilidad de recarga en los automóviles.
EFECTOS MINIMOS
Los proveedores de servicios móviles reportaron que los efectos de la tormenta fue mínimo y que la mayoría de los usuarios no experimentaron interrupciones en el servicio, a pesar de la ferocidad de vientos y lluvias. Sin embargo, aún no hay datos consolidados de los efectos de Irene sobre las redes de telecom.
Julius Genachowski, presidente de la FCC, dijo el domingo en la noche que 1.400 radiobases quedaron sin servicio durante la tormenta a lo largo de la costa este, y que algunas miles estaban siendo servidas con sistemas de respaldo de energía.
El sistema de información de desastres adelantó que ningún centro del número de emergencia 911 había quedado sin servicio y que tampoco había recibido ningún reporte de interrupción de los servicios de seguridad pública.
SATURACION PERSISTENTE
Hace apenas una semana, un sismo de magnitud 5.9, con epicentro en las cercanías de Washington, DC, obligó a la población a utilizar las redes inalámbricas hasta el límite de su saturación, pero la infraestructura no sufrió en gran medida. En ese momento la Agencia federal para la Administración de Emergencias hizo un llamamiento al público para que la gente dejara de hablar por teléfonos móviles y que en su lugar enviara mensajes de texto.
La solución a la sobrecarga de las redes móviles en situaciones de emergencia no ha sido resuelto aún, y parece que los proveedores no están muy apurados en hacerlo.
Fuente: Inside Telecom / NYT.com
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